La salud de la mandíbula es fundamental para disfrutar de una buena calidad de vida. Si sientes molestias o crees que tienes la mandíbula desencajada, este artículo te ayudará a comprender las posibles causas, reconocer los síntomas y descubrir los tratamientos más eficaces.
¿Qué se entiende por mandíbula desencajada?
La mandíbula desencajada, también conocida como dislocación mandibular, ocurre cuando la articulación temporomandibular (ATM) se sale de su posición normal, dificultando el movimiento de la boca. La ATM conecta la mandíbula con el cráneo y es esencial para llevar a cabo funciones cotidianas como masticar, hablar y bostezar.
Cuando el funcionamiento de esta articulación se altera, se pueden experimentar desde bloqueos al abrir la boca hasta dolor e inflamación, afectando a la calidad de vida y a la rutina diaria. Por eso, detectar y tratar a tiempo el problema es clave.
El grado de afectación puede ser muy variable en función de cada paciente. La dislocación mandibular se puede producir en uno o en ambos lados de la boca y ser temporal o crónica.
Causas de la mandíbula desencajada
Existen diversas razones por las que la mandíbula puede desencajarse. Algunas de las causas más comunes son las siguientes:
- Traumatismos o golpes: un impacto fuerte en el rostro puede desplazar la articulación.
- Bruxismo: el hábito de rechinar y/o apretar los dientes ejerce una presión excesiva sobre la ATM y puede causar dislocación mandibular.
- Apertura excesiva de la boca: bostezar de manera intensa, morder alimentos grandes o abrir la boca en exceso durante un tratamiento dental pueden desencajar la mandíbula.
- Problemas estructurales: algunas personas tienen predisposición a la dislocación mandibular debido a anomalías congénitas.
- Artritis: las enfermedades inflamatorias pueden deteriorar la articulación temporomandibular.
- Tensiones musculares: el estrés acumulado en los músculos de la mandíbula puede contribuir al desplazamiento de la articulación.
Síntomas de una mandíbula desencajada
Reconocer los síntomas de una mandíbula desencajada es crucial para buscar ayuda profesional a tiempo. Los signos más frecuentes son los siguientes:
- Dolor en la mandíbula.
- Dolor en otras zonas de la parte superior del cuerpo: oído, cuello, cabeza y hombros.
- Dificultad para abrir o cerrar la boca (sensación de bloqueo).
- Sonidos articulares: chasquidos y/o crujidos al mover la mandíbula.
- Inflamación visible en la zona de la mandíbula.
- Sensación de que los dientes no encajan correctamente al morder.
Todos los síntomas anteriores son compatibles con una mandíbula desencajada pero también pueden indicar la existencia de otros problemas de salud. Si experimentas una o más de estas señales, es importante acudir a un dentista o cirujano maxilofacial para que realice una exploración clínica y radiológica, con el objetivo de descartar o diagnosticar la alteración.
Tratamientos para la mandíbula desencajada
El tratamiento para la dislocación mandibular dependerá de la causa y la gravedad del problema. A continuación, destacamos las opciones más habituales:
- Reposicionamiento manual: un dentista o cirujano maxilofacial puede realinear la mandíbula y llevarla a su posición correcta mediante una maniobra manual.
- Dispositivos bucales: en algunos casos, se pueden utilizar dispositivos orales, como férulas de descarga, para reducir la presión sobre la ATM y prevenir futuras dislocaciones de mandíbula. Este tratamiento se puede pautar en algunos casos de bruxismo.
- Neuromoduladores: en casos de bruxismo, en otras ocasiones puede estar indicado recurrir a los neuromoduladores, unas sustancias químicas que permiten regular el sistema nervioso y evitar la contracción de determinados músculos. En este caso, ante una mandíbula desencajada a consecuencia del bruxismo, los neuromoduladores se pueden inyectar en los músculos maseteros y temporales, que son los que juegan un papel más importante en la masticación.
- Fisioterapia: tras una dislocación mandibular suele ser recomendable acudir al fisioterapeuta. Este profesional, mediante masajes y ejercicios específicos, podrá ayudar a fortalecer y relajar los músculos de la mandíbula.
- Cirugía oral: en casos graves, puede ser necesario reparar daños estructurales mediante una intervención quirúrgica. Normalmente, este tratamiento, al ser más invasivo, se aplica cuando la alteración afecta de manera severa y continuada a la rutina diaria y la calidad de vida.
- Medicamentos: los analgésicos y/o antiinflamatorios se pueden administrar en paralelo al resto de tratamientos, ya que ayudan a aliviar el dolor y reducir la inflamación.
Consejos para prevenir problemas de mandíbula
Aunque no siempre resulta posible evitar que la mandíbula se desencaje, a continuación te vamos a dar una serie de consejos para cuidarla:
- Evita abrir la boca en exceso: ten cuidado al bostezar o masticar alimentos grandes.
- Cuida tu postura: adopta una postura erguida y evita encorvar los hombros. Mantén la cabeza alineada con la columna para evitar la tensión sobre los músculos del cuello y la mandíbula.
- Intenta reducir el estrés: el deporte, el yoga y la meditación pueden ayudar a rebajar el estrés y las tensiones musculares.
- Evita hábitos orales perjudiciales: morderse las uñas, masticar hielo, morder bolígrafos o abrir botellas y envases con los dientes aumentan el riesgo de desalineación mandibular.
- Practica ejercicios de relajación mandibular: consulta al fisioterapeuta cuáles son las técnicas de estiramiento y relajación mandibular más adecuadas para tu caso.
- Trata el bruxismo: en el caso de que lo padezcas, consulta con el odontólogo la posibilidad de usar una férula de descarga o infiltrar neuromoduladores.
- Usa un protector bucal: si practicas deportes de contacto, esta medida de protección te ayudará a aliviar el impacto de los golpes, en el caso de que se produzcan.
- Acude a revisiones: las visitas periódicas al dentista (entre una y dos veces al año) permiten detectar numerosos problemas orales de manera temprana, lo que mejora el pronóstico y facilita el tratamiento.
Si sientes molestias en la boca o notas que algo no está bien, no lo ignores. La mandíbula desencajada puede ser un inconveniente relativamente fácil de solucionar en sus primeras etapas. En cambio, si se retrasa el tratamiento, este puede volverse más complejo, y el impacto negativo sobre la rutina diaria y la calidad de vida será mayor.
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